La soledad de los números primos es un libro escrito por Paolo Giordano. En este libro se narra la vida de un niño llamado Mattia y una niña llamada Alice con dos vidas totalmente diferentes pero en su adolescencia se conocen y ya no se separan.
Mattia es un niño que tiene problemas desde su infancia por su hermana Michela ya que está tiene un problema psicológico y siempre tiene que ir con ella para que no le pase nada, y los niños no se acercan a él por culpa de ella. Pero un día que iba a un cumpleaños de un chico de su clase la dejo en un parque y se fue. Al volver ella no estaba, este hecho lo marco para toda su vida.
Sin embargo Alice era una chica de familia acomodada y era hija única. Ella iba todos los días a entrenarse para hacer esquí pero porque su padre quería no porque a ella le gustara y un día que estaba esquiando se perdió y se callo en un barranco y desde ese día estaba coja. Un día fueron invitados al cumpleaños de una niña de la clase Alice llamada Viola y allí hicieron como los que se liaban para quedar bien delante de todos.
Desde ese día no se separaban, se llevaban muy bien la tranquilidad que tenía Mattia la contrarrestaba Alice que era mucho más abierta y divertida. Todo esto cambio el día que Mattia consiguió su doctorado como matemático y le llegó una beca para el norte de Europa, él se marcho y poco supieron uno del otro salvo varias cartas que le mando Alice. Un día ella le mando una porque le parecía haber visto a su hermana Michela desaparecida saliendo del hospital pero cundo él llego no fue capaz de decírselo. Los dos se querían mucho pero ninguno era capaz de decir claro lo que sentía por eso el motivo del titulo del libro, porque entre ellos siempre había un número que los separaba y hacia que se quedaran solos. Además en el tiempo en el que habían estado separados ambos habían hecho sus vidas Alice se había casado con Fabio, aunque su matrimonio estaba roto por su culpa ya que está tenía anorexia y no podía tener hijos por este motivo y no dejaba que nadie la ayudara porque no reconocía su enfermedad. A esto se le unía que al que verdaderamente quería era a Mattia. Mattia la quería mucho y era la única persona que le hacia no sentirse nervioso y con la que estaba tranquilo y agusto pero creía que ella tenia su vida ya solucionada y que él ya no pintaba nada allí, en el lugar donde nació. Así que volvió al norte de Europa donde le esperaba su rutina diaria y sus números.
El final del libro no me a gustado porque me hubiese gustado que acabaran juntos porque ambos sentían gran atracción el uno por el otro pero por culpa de nunca hablar claro cada uno siguió solo con su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario